La IA es eso que pasa mientras hacemos cosas importantes

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Para quienes llevamos más de 50 años en este mundo, podemos jactarnos de que “lo hemos visto todo”. Fuimos los nerds que nos comunicábamos con las primeras computadoras que llegaron a Mendoza, usando tarjetas perforadas. El Mundial ’78 lo vimos en blanco y negro. Jugamos al Pong en Challaolandia. Descubrimos la Atari, y después esperabamos —con paciencia de monje budista— a que los juegos se cargaran desde un datasette a una computadora con teclas de goma. Luego,… la Talent MSX, la IBM con monitor de fósforo verde, los floppy disk. Hoy entrenamos agentes virtuales para atención al público.

No es nostalgia

La música la robábamos del aire. Grabábamos de la FM, rogando que Coco Gras o Clara Saracina no taparan el tema. Los más grandes recordarán el magazine en los autos; los menos el cassette. Luego llegó Napster, el mp3… pero no es nostalgia.

Del viaje al video club al botón de Netflix en nuestro control remoto. Y podemos seguir describiendo como la tecnología acompañó nuestra vida.

No quiero que te pongas nostálgico. No es una nota de las golosinas de los 80 o los juguetes de la infancia. Quiero que entiendas que los mayores de 50 hemos sido testigos de cómo la tecnología, sin permiso, cambió nuestras profesiones, oficios y costumbres. ¿No te digo nada nuevo verdad? Pero… ¿tampoco te provoca nada?

Más que nostalgia, debería de ser asombro. El avance de la tecnología arrasó por nuestras vidas. Realmente lo hemos visto todo y muchos se sentirán identificados y probablemente lo que antes leíamos en la colección azul de ciencia ficción, hoy esté sucediendo realmente.

Nada nos asombra

¿Qué es lo que más te gusta? ¿La música? Tómate cinco minutos para ver como la tecnología se adueñó de ella (y de vos). ¿Recordás cuando volvías de la disquería (Lakos) con un long play bajo el brazo? ¡Lo difícil que era conseguir ese disco!.

El vinilo se escuchaba de punta a punta, de ambos lados, sin hacer otra cosa que mirar la púa oscilar en el disco, admirar la tapa del disco o cerrar los ojos y zambullirte en los almohadones en el piso mientras Sui Generis hacía vibrar los parlantes del tocadiscos con bafles de madera. Era puro asombro, deleite, placer absoluto.

Hoy descubrimos mil canciones nuevas que reproducimos desde el celu y por bluetooth, en el parlante, en el auto… ¿No es genial? ¿No es asombroso? ¿No es increíble? Tal vez no. Simplemente escuchamos la música mientras hacemos mil cosas al mismo tiempo.

¿Y si nos asombramos por cada avance tecnológico? ¿Y si adoptamos la inteligencia artificial como algo realmente genial? ¿Y si por un instante volvemos a sentarnos en el piso? Como en aquellos días adolescentes, para asombrarnos con la música o con las nuevas herramientas que nos rodean.

¡Urgente!

Los avances de la Inteligencia Artificial son asombrosos. Y todos los días, sin exagerar, hay una nueva noticia de la IA. Y la sensación es como bue,… ¡Otra más de la ia!
Dicen, dicen… que el exceso de estímulos atenta contra la atención y la capacidad de maravillarse.

Y cada nuevo modelo de teléfono que se publicita, cada nuevo auto, cada nuevo producto lanzado al mercado. Cada noticia presentada como “Urgente” sin tener nada de urgente,… va carcomiendo nuestra capacidad de asombro.

Más allá de un comentario obligado en la verdulería, “la IA está cambiando el mundo”, todos siguen con su rutina. Pagamos con billetera virtual el kilo de tomates y despedimos al empleado con un gesto, mientras seguimos enviando audios por WhatsApp.

¿Que nos pasa?. Algunos parecen no asombrarse con nada. En Luján de Cuyo, por ejemplo, ya nadie se asombra del escape libre de las motos o los autos. Ya nadie se queja. ¿Que nos está pasando? ¿Estamos naturalizando el avance tecnológico como tantas otras cosas que se convierten en rutina?. Es normal escuchar una explosión de una bomba a las 3 de la mañana (no es una bomba, es un golcito con el motor tocado, pero ya es normal a esa hora).

¿Perdimos o Ganamos?

Hasta el vuelo de una mariposa puede pasar desapercibido para muchos. Para “los otros”, es un misterio que envuelve, que se persigue hasta perderla de vista.

Estudios indican que la falta de asombro impacta negativamente en la salud, el estrés, la creatividad y la atención. Si existiera una receta médica, sería una dosis diaria de conciencia plena: ¡Siga el vuelo de la mariposa!.

No permitamos que las maravillas de la inteligencia artificial se conviertan en rutina. Que nadie nos robe el derecho de fascinarnos. Mantengamos vivo el asombro, esa chispa fundamental para seguir siendo protagonistas creativos en esta chata y plana era tecnológica en la que todo se destaca para finalmente no destacarse de nada. Tal vez entrenar esa capacidad de asombro es lo que nos diferencia de las máquinas. Tal vez, desde ese mismo asombro, nos demos cuenta de que estamos perdiendo por goleada.

¿Estás listo para volver a maravillarte?

Fuente: Memo

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Test de Capacidad de Asombro

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Responde por SÍ o por NO. Si alguna vez te detuviste a pensar en lo siguiente: